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El trampantojo “La Alacena de Velázquez”

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Esta obra, el trampantojo “La Alacena de Velázquez”,  es consecuencia de mi curiosidad, casi gastronómica, surgida de los cuadros de cocina del joven y genial Velázquez.

Velázquez era un chavalito sevillano cuando entró en el taller de la mano de su maestro y futuro suegro Francisco Pacheco. Y ya llevaba en el fondo de su mirada ese filtro realista que le daría celebridad. Posiblemente ya había admirado y estudiado láminas y cuadros del barroco, de la época que le tocaba vivir, Juan de Roelas, Herrera el Viejo, etc.

Pero hay un punto de inflexión, en mi opinión. Y es porque el realismo incipiente en él, y el naturalismo de su formación pictórica en el taller, se entrelazan, como en un cesto. Y así crean la trama sobre la que el genio sevillano empieza a trazar lo que será el realismo más “natural”. Razón por la cual su obra a sido definida como un “perfecto trampantojo”.

Velázquez desde muy chico se coció y sazonó en las cocinas del taller. Moliendo y tamizando los pigmentos, primero para los demás, y luego también para él. Macerando y filtrando las resinas y barnices con las esencias. Y tensando e imprimiendo los linos con gesso, testando largamente de esta manera los materiales que serían la expresión en la extensión de sus dedos.

De este ofició y de la observación casi analítica de los productos frescos de las despensas y los útiles de las cocinas surgió uno de los más maravillosos realismos pictóricos, y el más naturalista.

Estantes 1 y 2 de la alacena de Velazquez

Estantes 1 y 2 de la Alacena de Velazquez

La alacena de la cocina de Velázquez

-Estanterías 1 y 2 de El trampantojo “La alacena de Velázquez”
En el estante de más abajo he colocado los pescados, la aceitera y dos huevos. Todo ello copiado del cuadro “Jesús en casa de Marta” (1619, London, National Gallery). Al lado he copiado un mortero de bronce del cuadro “Vieja friendo huevos” (1619, Edimburgo, National Gallery of Scotland).
En el estante de arriba he pintado un gran vaso de cristal lleno de agua. Y en su interior un higo (para aromatizar el agua). A su lado un cántaro llamado “alcarraza” (donde se guardaba el agua fresca) y encima una taza blanca para beber. Todo esto copiado del cuadro “El aguador de Sevilla” (1621, London, Wellington Museum). Este cuadro, junto con otras obras maestras, fue regalado al general Wellington por el más inepto y “felón” de los reyes que haya reinado en el reino de España, FernandoVII. (https://es.m.wikipedia.org/wiki/El_aguador_de_Sevilla)
Detrás cuelga un capazo copiado del cuadro “La mulata” (1617, Dublín, National Gallery of Ireland).

Vicente Carducho versus Velázquez

El coetáneo pintor y tratadista Vicente Carducho criticaba y detestaba  la pintura de este genero de bodegones o “cocinas”. Especialmente a las de Velázquez, pues según Carducho este genero estaba en el escalón más bajo del arte de la pintura.
A esta opinión respondió Francisco Pacheco, también tratadista, maestro pintor y suegro de Velázquez. Y escribió -¿Los bodegones no son estimados?” Los de Velázquez sí, pues durante su realización él ha descubierto la más grande y verdadera imitación del natural-.
Estantes 3 y 4 de "La alacena de Velázquez"

Estantes 3 y 4 de “La Alacena de Velázquez”

-Estanterías 3 y 4 del trampantojo “La alacena de Velázquez”.
En este lugar de la alacena de Velazquez he colocado, debajo, una cacerola de bronce, un jarrón blanco y una jarra decorada. Todo esto copiado del cuadro “La mulata” (1617, Dublín, National Gallery of Ireland). Y detrás he copiado un capazo con un trapo asomando de su interior del cuadro “Vieja friendo huevos” (1619, Edimburgo, National Gallery of Scotland).
En el estante de arriba he pintado una pequeña jarrita con dos asas para beber agua. Y en el centro he colocado un pimiento seco choricero copiados ambos del cuadro “Jesús e casa de Marta”(1619, London, National Gallery) y en el lado opuesto unos platos y cuenco boca abajo secándose copiados del cuadro “La mulata”.
“El aguador de Sevilla” fue la obra que abrió las puertas de palacio a Velázquez. Por suerte el Conde Duque de Olivares supo ver muy pronto el talento y genio de su paisano. Así Velázquez, con tan solo veintiún años, comenzó una carrera que será fundamental en la historia de la pintura.
Fotografías de la obra El trampantojo “La Alacena de Velázquez” de Jose Garrido Lapeña.
"Vieja friendo huevos" de Velázquez

“Vieja friendo huevos”

para más información;

«La Estantería de Velazquez» del El Atelier de Santi

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