El fingido mural que El Atelier de Santi ha practicado ha sido, es y será un reto ilusionista. Desde un principio he buscado romper el espacio hacia afuera. Crear un fingido que aporte luz y color a un espacio limitado. El conocido efecto de “romper” la pared. Pero también es una opción crear contenido dentro de un espacio amplio, abierto y vacío. Es como pintar hacia afuera o hacia adentro según las necesidades del espacio. Y el motivo es el argumento.
Desde el punto de vista del oficio, no es tan importante la propuesta artística y estética pues va implícita. Es el efecto espacial unido y en combinación con la propuesta emocional que aportan la luz y color. Esa es, en mi opinión, la primera motivación del fingido mural. Y siempre buscar coherencia y equilibrio.

Realización del fingido Balcón, 1982, esmalte sobre puertas de armario empotrado, con Francisco Jimenez Conesa
Son obras que, por su soporte asimilado a un edificio, recinto o ambiente fijo, tienen que soportar el paso del tiempo y de los gustos, asimilándose igualmente. Con el fingido mural no persigo una moda, sino lo atemporal. Y esto se hace creando un ambiente afín y positivo con el entorno cultural y estético. Respetándo el entorno cultural por encima de las modas y gustos temporales. Incluso dejándose influir e inspirar por el ambiente que rodeará a la obra resultante en el futuro.
Referencias del fingido mural
Referentes para El Atelier de Santi son los muralistas del pasado y del presente a los que admiro por su oficio y originalidad. Desde los maestros del renacimiento a Jose Maria Sert pasando por los muralistas mejicanos y hasta muchos de los actuales artistas de street art. Todos ellos tienen en común ese reto con el espacio y el plano. Es decir, modelar con luz y color para crear el motivo, el efecto y fingido deseado.
Detrás de todo esto hay mucho dibujo (disegno), y las obras del renacimiento lo dejan claro. El fingido mural de perspectiva arquitectónica es muy exigente. Tras el conocimiento que tuvo de los frescos italianos, Velázquez mandó llamar en 1658 a los fresquistas Michele Colonna y Agostino Mitelli. Habían trabajado juntos y ampliamente en Italia. Mitelli era el encargado de “diseñar” la arquitectura fingida y Colonna daba vida y movimiento a la escena. Desgraciadamente queda un proyecto dibujado pero que no llegó a realizarse. Mitelli falleció en Madrid en 1660. Tras ellos Lucas Jordan y la escuela de Madrid, en especial Claudio Coello y Palomino, continuaron con el oficio y el arte del fingido arquitectónico en el Madrid barroco del siglo XVII.
Mural fingido, hacia dentro o hacia afuera.
En un fingido el espacio manda, pone las condiciones. La extensión, la perspectiva, la dirección de la luz ambiental, son las condiciones. Y si queremos que el fingido funcione, tendrá que ajustarse lo más posible a las condiciones.

Fingido arquitectónico en Peralta de Alfocea, Huesca, 2017, pintura de silicato ,sobre pared medianera
Y ese es el reto interesante para el artista que debe componer y ejecutar la obra. Pues los fingidos murales son trampantojos sobre superficies verticales Por ello el efecto que se persigue es dar continuidad al espacio que rodea a la obra. Este efecto puede ser para afuera o para adentro.
El dibujo y el color funcionan en general al revés según se trate de un efecto de acercar o de alejar. Los colores cuanto más vivos más saltan a la vista. Por el contrario, los fríos y agrisados alejan.
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