El boceto es el resultado de materializar la idea inicial con algún procedimiento. En mi caso lo voy a explicar sobre el dibujo previo a la pintura, pero otros casos puede ser el “modellino” previo de un escultor, incluso el ingenio mecánico a escala de la idea de un ingeniero, o la maqueta con materiales diversos del arquitecto. En cualquier caso el boceto trata de captar de una primera impresión en su representación la sensación inicial que produjo la idea. De esta manera se redirige la obra hacia su raíz.
El boceto puede ser más o menos elaborado con respecto a su final, pero es importante que conserve al máximo su idea fuente original, es decir, su idea inspiradora. Es lo que dará consistencia, coherencia y sobre todo fuerza a la obra final. Cuando hablo de fuerza me refiero a poder evocador, transmisor de la inspiración inicial del autor. Además la sensibilidad del autor queda reflejada de una manera más pura en un boceto inicial previo a su reelaboración donde intervienen el mayor o menor virtuosismo y la técnica posterior propiamente dicha.
Los bocetos de los maestros
A menudo he reflexionado sobre los numerosos bocetos de los maestros del renacimiento. En ellos, salvando su virtuosismo, las representaciones de los motivos se acercan mucho a su elaboración en el soporte final, ya sea mural, tabla o lienzo. Se les ha tratado de poner nombre y hasta apellidos a figuras tan acertadamente representadas, y en algunos casos se habla de supuestos autorretratos, por ejemplo de Leonardo da Vinci, en algunos de los personajes de sus obras.
Pero en mi opinión, es el propio genio del artista quien se representa perfeccionando cualquier modelo que observe de referencia. Es el caso de la conocida cabeza de Santa Ana para “La virgen con el niño con Santa Ana”. Tan intemporal como inmaterial, esa figura no la ha creado Leonardo de manera tortuosa, así lo dicen las propios trazos del dibujo. Por el contrario, su sencillez de línea y sintetismo, unidos a la alta sensualidad innata en Leonardo, son prodigiosos.
Ideas transmitidas, obra nueva
En otros casos el boceto delata el naturalismo del autor. El autor tiene su manera de representar cualquier motivo. Es lo que llamamos estilo propio, como su huella dactilar más que como su firma. Es el caso, como ejemplo y más barroco, de P.P. Rubens. Hasta en las obras que son copias de sus referentes no puede evitar ser infiel al original dando un aire suyo a la copia, sin cambiar sustancialmente la obra original. Por ejemplo, entre otros, “Adán y Eva” de Tiziano, que sin apenas cambiar un elemento de la composición original, no puede negarse su propia y plena autoría estilística. E igualmente en lo que a dibujo se refiere. El estudio o boceto que hizo de la escultura de “La noche” de Miguel Ángel, es todo una declaración de su estilo propio.
Hacia la independencia del boceto
Y según avanza la historia, el arte del boceto se hace más espontaneo, llegando en algunos casos a desaparecer como tal. Es decir, a incorporarse directamente en la elaboración de la obra, como nivel inicial o capa preparatoria. Esto es algo determinante en el caso de Velázquez, de quien apenas se conocen dibujos y/o bocetos preparatorios. Fue uno de los primeros introductores de la pintura “alla prima”. Y en las radiografías que se han realizado en estudios de sus obras, aparecen dibujos subyacentes muy sencillos, en algunos casos de simple colocación compositiva. Reconocidos maestros afirman que “Velázquez pintaba lo que veía”, con una improvisada y virtuosa captación de la luz en la realización de sus pinturas del natural, ¿para qué iba ha hacer un dibujo previo? Por esto Velázquez fue el faro de muchos artistas del impresionismo francés.
El boceto, diseño moderno
Fue la querencia por captar la luz atmosférica y horaria lo que llevó a paisajistas como Corot, Pisarro, y todos los de la Escuela de Barbizón, en convertir el boceto y primera impresión en una obra autónoma de su posterior reinterpretación o reelaboración. Es decir, la pintura “alla prima” aplicada al paisaje y todos los géneros. Consecuencia de esa independencia del boceto respecto de la obra elaborada fue la elevación de estatus, de boceto a diseño (del italiano, “disegno”). Abriendo las puertas del arte con mayúsculas, al arte conceptual, como captador de ideas, simbolismo, y en lo funcional a la ilustración, decoración, y los diversos diseños, de moda, de interiores, industrial, publicitario, etc.
Porque para diseñar cualquier cosa u objeto, antes hay que dibujar o exteriorizar de alguna forma y manera la idea. Y aquí es donde el boceto cumple la función que desde el principio desempeño, aclarar las ideas en y durante su realización. Es el inicio de la construcción del objetivo deseado por el autor.
Bocetando en El Atelier de Santi
A mí, como El Atelier de Santi, la idea que me asalta desde la inspiración me plantea dos maneras de bocetar. Ambas válidas para la realización de trampantojos en el campo de la pintura sobre diversos soportes. Una es la más tradicional, por efectiva, que es el dibujo iniciático y previo, el boceto propiamente dicho. Desde los inicios del arte de la pintura fue clave en la elaboración de las obras maestras. A través de boceto es como el autor, en un ejercicio de prueba y error, hacia sus cálculos, buscaba las proporciones y coherencia en el conjunto.
El boceto tradicional o diseño previo de la obra cuya representación persigo, es útil en cualquier caso. De hecho es usado en las artes, para visualizar la idea, como es la arquitectura, escultura, cerámica, y un largo etc. Incluso puede ser útil para hacer un dibujo preliminar de una puesta en escena como modelo. Por ello es también utilizado en la industria para futuros prototipos, y hasta en el cine se puede conceptualizar el story board como un boceto inicial de futuro rodaje.
Boceto naturalista
Pero la segunda manera de bocetar que más utilizo es lo más parecido a una maqueta o puesta en escena del o los modelos. Es decir, montar el bodegón o naturaleza muerta a representar, tal y como se hace en las escuelas de arte. Pero en mi caso personalizo la composición y los modelos in situ, con la finalidad de pintarlos del natural, de esta manera creo el escenario donde represento los motivos como personajes. Como se puede comprender, no deja de ser un boceto en vivo de la composición final, donde la colocación, tamaño, luz, colores, etc., son probados y seleccionados previamente.
Aun así existe margen de cambios en los detalles. Igual que cuando se realiza un boceto dibujado previo, la creatividad del artista no puede abstraerse de una cierta improvisación que se escapa al boceto original. Porque el boceto no deja de ser una obra en constante proceso. Y el autor fija el inicio de su materialización y realización en un momento dado. Pero la inercia de la creación, como la luz de una bombilla, como a menudo es representado el concepto “idea”, sobrepasa los limites del boceto original.
Para saber más del proceso: